Monte San Savino es la cita anual obligada del mundo de la figura. Muchos dicen que en Monte San Savino se encuentran con su otra gran familia, una que ellos han elegido. Y como en buena familia, cuando se avecinan problemas, sus miembros se reúnen y hablan sobre la situación para proponer soluciones. El año pasado ya hablábamos de que el evento había alcanzado cotas de participación y nivel nunca vistas hasta ahora, especialmente en la sección de Fantasía. Se cumplían diez años de la famosa cita modelística y parecía que la organización y las instalaciones no iban a ser capaces de mantener el ritmo a la cantidad de obras y participantes. Monte San Savino, GastArt y la gente de la Legio, con Francesco y Luca a la cabeza, han sabido escuchar al público.
Han ideado e instalado un sistema de iluminación que está llamado a ser el nuevo estándar en el mundo de los eventos de modelismo.
Todo comenzó este año, como es habitual, con la tradicional velada del viernes en la plaza central de Monte San Savino. En ella, los nuevos miembros de esta gran familia reciben un bautizo alcohólico, el famoso rito de la hidromiel, que con tanto mimo elabora todos los años nuestro amigo Fabio. En esta ocasión, parece ser que hubo problemas con el brebaje y se optó por un nuevo mejunje, una especie de vino dulce que se servía con un cáliz, como si de la Última Cena se tratara. Una pena que no hubiera hidromiel, pero la verdad, el vino estaba muy rico, y el detalle del cáliz me parece una gran mejora. ¿Seguiremos optando por la nueva fórmula de la copa? El año que viene lo veremos.
Los participantes al concurso parecen ponerse de acuerdo para acudir de forma bastante escalonada al evento y así aliviar el trabajoso proceso de entrega de figuras. El sábado antes de la comida ya estaban todas las figuras en la exposición, y el numeroso jurado preparado para dilucidar a lo largo de toda la tarde sobre los ganadores. Sobre los participantes y los premios, surgen dos temas muy interesantes.
No parece que haya una renovación de chavales menores de veinticinco años, salvo las contadas excepciones de niños que son los hijos de los #SanSavineros que en los últimos años han sido padres.
El primer debate gira en torno a la renovación del público y su demografía. Año tras año vemos nuevas caras en Monte San Savino, no muchas pero sí suficientes, que suelen ser gente cercana (familiares o amigos) a los asistentes de otros años (que afortunadamente suelen repetir año tras año, incluso aunque no tengan nada nuevo para enseñar en la exposición). La organización realiza un gran esfuerzo en invitar cada edición a nuevas caras que todavía no hayan asistido a Monte San Savino. Algunos de ellos son personajes ya clásicos del mundo de la figura que por alguna razón no habían disfrutado todavía de la experiencia.
Estas caras nuevas, por lo tanto, no son estrictamente nuevas. El grupo entendido de forma global sigue siendo el mismo, un nutrido grupo de aficionados y profesionales de altísimo nivel modelístico, y que poco a poco va envejeciendo junto al evento. No parece que haya una renovación de chavales menores de veinticinco años, salvo las contadas excepciones de niños que son los hijos de los #SanSavineros que en los últimos años han sido padres. Este es un mal endémico que no es de Monte San Savino, sino más bien del mundo de la figura en general. Hace unos días nos enteramos de la noticia de la muerte del Euromilitaire de Folkestone. Un concurso de figura Histórica que tras más de 30 años de existencia, no ha sabido renovarse y ha preferido morir. Una mala noticia, que entre otras cosas, habla de la mala renovación demográfica del modelismo. En Histórico esto es ya un drama real, ¿irá la Fantasía por el mismo camino?
El segundo debate gira en torno a los premios. El evento reúne a lo más granado del mundo modelístico, en particular el de la Fantasía. Es de esperar que la competición sea feroz, que los premiados sean auténticos genios, y las obras auténticas maravillas. Y eso es así, en todos los casos, no cabe duda. Sin embargo, crece la sensación de que se entregan demasiados premios y de que los criterios escogidos para elegir a unos y a otros no son claros. Cada año hay más premios ‘Best of’, y surge la pregunta de si realmente son necesarios tantos ‘Best’, o si realmente están ahí para dar premios a nombres que de otra manera quedarían en ocasiones simplemente en medallas. Al final, el evento es un concurso, y como tal, sería deseable que el formato fuera consistente, coherente, y que la gente supiera a qué atenerse. Pareciera como que los premios son un chicle que se puede estirar al gusto, y llegar incluso al punto de quedarse sin medallas físicas que dar (sucedió en Monte San Savino 2016). ¿Son importantes los premios, o no son más que una excusa para el evento? Quizá debieran los concursos Open dejar de ser competiciones con medallas para ser simplemente exposiciones. Creo que esto puede ser objeto de un interesante debate público.
Lo que está claro es que Monte San Savino sigue su curso, y ya van 11 ediciones. Nos han sorprendido este año con más espacio para figuras, instalaciones adicionales para dar cabida a nuevas actividades durante el evento, y lo más importante, han ideado e instalado un sistema de iluminación que está llamado a ser el nuevo estándar en el mundo de los eventos de modelismo. Para nosotros, y como ya se ha repetido mucho en las redes, el Best of Show es sin duda para el sistema de iluminación. Nunca habíamos visto una luz tan adecuada en un concurso, y después de tantos años, es un gusto poder volver de un evento y no tener absolutamente nada malo que decir de la iluminación, sino todo lo contrario. Bravo por Francesco, Luca, y toda la organización que lo da todo cada año por seguir siendo el mejor concurso de miniaturas del mundo. Para el año que viene, en nuestra carta a los Reyes de San Savino pedimos una feria comercial más grande y abierta, una feria comercial de verdad. ¿Será posible?
Sea como sea, seguro que el año que viene volveremos, familia. Como el turrón por Navidad.
Interesante debate Rafa! Desconozco desde cuando vas a concursos. Yo he visto una degradación también de participantes y de obras y ahora como bien indicas los concursos de siempre están pendientes de un hilo. Por el tema de premios pues no me parece mal que den muchos, es una llamada a que la gente tenga un recuerdo merecido por su obra y por su esfuerzo. Cierto que hay mucha rivalidad y que el nivel es muy alto, no obstante las herramientas actuales y los medios no son los de antes. Hagamos todos lo posible para que este hobby/arte no desaparezca . Gran artículo Rafa !